sábado, 19 de octubre de 2024

Extracto Tras la estela de los Baker - Capitulo V

    CAPITULO V

Parecía que iba a ser un viaje tranquilo cuando Luna escucho un estruendo en el fondo de la nave. Poniendo el control automático de la nave marchó corriendo hacia el almacén del Stella 4. Y ahí, frente a sus ojos, estaba el hombre mas increíble que había visto desde la despedida de soltera de su hermana Estrella.

El hombre estaba tumbado sobre el suelo del Stella 4. Ante sus ojos se mostraban una gran masa de músculos, todos perfectos, sobre una piel blanca sin ninguna marca ni señal, como una perfecta estatua de mármol. Luna desvió la mirada de su pecho hasta su cabeza. Su pelo era algo largo y negro, como uno de esos peligrosos agujeros que aparecían de vez en cuando en la vía Láctea.  Cuando por fin poso la mirada en sus ojos se quedo sin respiración, unos ojos de color gris claro que tenían pequeños destellos de negro brillaban como el faro de Litton.

Luna sentía que empezaba a babear por ese pedazo de macho que había aparecido en su nave. Bajo la mirada hacia su trasero, perfectamente redondeado y que....

- ¡Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhh!

El hombre se levantó de golpe y la miro como si estuviera loca.

Luna no podía dejar de mirar el lugar donde había estado sentado el hombre. Debía reconocer que podía tener el cuerpo de todo un macho, pero sin duda alguna tenia la mente de un céfalo. El muy imbecil se había sentado sobre el motor de reacción del Stella 4. Su querido motor estaba despedazado.

- ¡Anima sin sesos!... ¡¿Es que no tiene ni una décima de materia gris en ese paquete músculos!?– gritó Luna medio histérica.

El hombre lo miró confuso antes de decir con toda tranquilidad - ¿se está refiriendo a mí?

-    ¡¿A quién sino?! ¡¿o es que es demasiado céfalo para entender que aquí no hay nadie más aparte de los dos?

-    ¿Me esta llamando céfalo sin materia gris? – dijo el hombre oscureciendo la mirada, que paso del gris claro a un gris oscuro que brillaba con furia.

-    ¡Por supuesto, es que no ve lo que le ha hecho a mi preciosa nave! Ese motor me costo años construirlo y era de lo mejorcito que se pudiera encontrar en el espacio. – gritó Luna desesperada.

Luna todavía no podía creer que hubiera estado a punto de babear por un tipo así, ¿es que no veía como había destruido una parte esencial de su nave?

- ¡Por el huevo! Debo haberme dado un golpe en la cabeza por haber llegado a creerme con suerte al verle en el suelo de mi nave. Es usted ...

-    Como me vuelva a insultar…- dijo el hombre en tono de amenaza.

-    Jorrrrrrr..... Ni se le ocurra amenazarme en MI nave. Nave que, por cierto, usted ha destruido, pedazo de macho sin cerebro. Solo por esto creo que… creo que… – Luna pensó que podía hacer y un recuerdo de Moonie Baker la sacó de sus dudas – le voy a hacer mi prisionero. Será mi esclavo hasta que pague por el destrozo hecho en mi nave.

-    ¿Está loca? – dijo el hombre que todavía no entendía el por qué esa maniática le estaba gritando.

-    ¿Loca? No, loca estaba cuando lo vi. Ahora ya no. ¿Cómo se llama? ¿o le llamo esclavo simplemente?

-    ¿Esclavo? A mi nadie me da ordenes.... Por muy hermosa que sea la mujer que lo haga - dijo el hombre mientras recorría a Luna con la mirada y torcía la boca en una especie de sonrisa.

Luna se cuadro ante esa mirada y adopto una actitud de fría capitanía.

-    Me llamo Luna Del Cuerpo y soy la piloto y mecánica de esta nave. Usted ha entrado sin permiso aquí y ha roto una parte importante de la nave así que...

-    ¿Del cuerpo? De qué cuerpo... ¿del cuerpo galáctico? No – dijo el hombre riendo de su propia broma – jamás la admitirían ahí, los locos no son bien recibidos... Tal vez se refiera a su cuerpo, umm, un buen cuerpo.

Luna sentía como si su cabeza echara humo, odiaba las bromitas que siempre le hacían con referencia a su apellido, pero ese tipo además era su prisionero, su esclavo y lo que se le ocurriera, no tenía derecho a tomarse esas confianzas.

-    Muy bien, ahora se va enterar de quien manda aquí, macho sin cerebro- dijo Luna mientras apretaba los puños junto a su cuerpo, conteniendo las ganas de atizarle, ya que sabía perfectamente que si llegaran a lanzarse algo más que palabras ella no podría hacer nada contra él.

El hombre levantó una mano ante ella y le dijo –Me llamo Wolf y no “macho sin cerebro” y no he entrado aquí sin permiso, me caí por casualidad.

-    Pues podría haber mirado donde caía, ese motor era...

Antes de poder acabar la frase Luna y Wolf cayeron al suelo. Una serie de sacudidas invadieron el Stella 4.

........

Libro entero: Tras la estela de los Baker

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tras la estela de los Baker

Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Berbe Silent (@berbe_silent)